Una década larga después de mostrar por vez primera su carita de niño pillo, Jamie Cullum sigue dividiendo a la audiencia en dos partes (desiguales), los que le admiran y envidian y aquellos que, desde la ortodoxia jazzística, le tienen por farsante integral y apóstata peligroso.
6 comentarios:
Pues yo ni una cosa ni la otra, qué quiere usted que le diga. Me es "inverosímil".
Y "bacteorológico".
Conocía su nombre, pero no los había escuchado nunca. No es el estilo de música que me gusta, pero parece que no canta mal.
Tiene cosas más ortodoxas y una buena campaña de marketing detrás.
Pues a mí me encanta. Hay poco jazz actual que realmente me guste. Las lentas que tiene son una joyita.
Saludos!
Gracias por tu comentario Regina. Evidentemente es un jazzman, digamos "light", que por supuesto no lo hace mal en absoluto.
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