Lita Cabellut nació en 1961 en el humilde barrio barcelonés de El Raval. Fue una niña de la calle hasta que a los 8 años un matrimonio barcelonés la tomó en adopción. En una excursión al Museo del Prado, la pequeña Lita se quedó prendada al ver tanta belleza comprimida. Se produjo en ella un Big Bang, el comienzo de su universo artístico en expansión. Una mujer de etnia gitana con una infancia difícil que le resta importancia a su pasado de niña desposeída, que retrata a lo que ella llama sus “héroes de la calle”. “Mi niñez es la historia universal de cualquier niño de la calle en el mundo”, afirma la artista, afincada en La Haya (Holanda) desde hace más de veinte años. Pintora, escultora y que además escribe poesía. Sea suficiente esta sinopsis de la artista internacionalmente reconocida, de impresionante trayectoria, para comprobar que esta combinación de factores produce una obra que no podemos dejar inadvertida, especialmente si nos ponemos a pensar en un “arte necesario” para el siglo XXI. Porque la soledad está a llamada a ser la soledad del siglo XXI y porque ésta no es, precisamente, patrimonio exclusivo de los niños desamparados como en su día lo fue Lita, sino de todos aquellos que se muestran incapaces de establecer vínculos profundos e íntimos con sus semejantes, cuyo número alcanza los millones y no tiene visos de dejar de crecer. “Hemos creado un mundo temporal de mudos, ciegos y sordos. Hemos estado muy ocupados en transformar el arte en algo tremendamente individual, algo imposible de mantener. El arte es el reflejo universal en el cual la humanidad se encuentra históricamente. El arte tiene que hablar con la voz de nuestra ética, tiene que ver con los ojos de quien la percibe y los oídos tienen que oír la sensualidad y la lirica que nos aconsejan y nos recuerdan los valores indispensables que necesita nuestra evolución humana”. Los retratos de Lita Cabellut son ese vínculo invisible, centellas que se escapan de las miradas, de las heridas y gestos de sus personajes. La canción triste que escuchas cuando estás triste, pero que siempre te acompaña. “Mi obra se preocupa por esas personas que han existido, existen y son parte de nuestra condición humana. Se trata de aquellos que no tienen voz, de aquellos que no queremos ver, que no les damos un lugar, que no se les reconoce. Yo pinto las criaturas que viajan de noche, los héroes de la pérdida y el caos”.
6 comentarios:
Pues será internacionalmente reconocida, pero yo no la conocía. Lo poco que se puede apreciar en el vídeo parece que está bien.
Creo que transmite gran fuerza y dramatismo, algo así como la "Faraona" Lola Flores. Igual exagero, no sé...
Me gusta, yo tampoco la conocía.
Aunque después de horas y horas con Van Gogh y los problemas que he tenido para hacerlo, todo me parece "light". Qué desastre.
Cosas de blogger, supongo.
Pues no lo sé, la verdad. Pero creo que ha sido cosa mía, que por lo visto quiero hacer más de lo que en blogger se puede.
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