domingo, 6 de noviembre de 2011

Richard Hamilton

Su obra está considerada como uno de los elementos precursores de la producción “pop” del otro lado del Atlántico, con artistas como Andy Warhol Roy Lichtenstein o Robert Rauschenberg. En los 60, Hamilton se vinculó a los aspectos más locos de la década. Retrató al “dealer” londinense Robert Fraser y el cantante Mick Jagger detenidos por posesión de drogas (“Swingeing London”, 1968-69), y es el autor de la portada en blanco del “White Album” de los Beatles. Mantuvo un compromiso muy fuerte con el movimiento pacifista y antinuclear británico, y no evitó cuestiones políticamente espinosas, como el conflicto en Irlanda del Norte, que abordó con su obra “El ciudadano” (1981-1983), un retrato de un preso del IRA en huelga de hambre, Bobby Sands, a modo de Jesucristo envuelto en una manta (los presos del IRA se negaban a ponerse el uniforme de las prisiones británicas).
Hamilton fue un profeta sin predicamento en su propia tierra, a pesar de haber sido el introductor de Marcel Duchamp en las artes británicas. Y su obra, a diferencia de artistas como Lucien Freud o David Hockney, nunca ha sido reconocida por el gran público, a pesar de que ha sido objeto de dos retrospectivas en la Tate Gallery. “Tengo la sensación de haber sido rechazado toda mi vida”, explicó el artista fallecido a Alastair Sooke, crítico de arte de “The Daily Telegraph”. “Mi exposición en la Tate en 1992 fue calificada como la peor exposición del año. Y me sentí muy orgulloso, por fin era el primero en algo. Pero siempre me he sentido igual: nunca hice nada que quisieran los demás”.


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