Nacida en el seno de una familia palestina originaria de la ciudad de Haifa, ciudad que en 1948 se vieron obligados a abandonar para terminar recalando en la capital libanesa, a Mona Hatoum la encontró en Londres el estallido de la guerra civil libanesa iniciada en 1975, y eso le impediría regresar a su país, viéndose obligada a iniciar una nueva vida en la capital británica.
Todo eso sigue influyendo poderosamente en la obra artística de una de las artistas más consideradas del arte contemporáneo, y en la que las ideas de exilio, de pérdida de la identidad, de reflexión en torno a la creación de las estructuras de poder, la sensación de estar siempre en un camino que no se sabe qué destino deparará, entre otras, ayudan a configurar una obra poderosamente conceptual en la que se dan la mano la escultura, el video, la performance y las instalaciones.
De su obra se ha dicho que se caracteriza por “abordar cuestiones como la inmigración, las guerras y la incertidumbre que éstas generan en la población a través de objetos cotidianos que, tras su intervención en los mismos, quedan convertidos en esculturas misteriosas y casi desconocidas para el público. Las sillas, camas o utensilios de cocina que Hatoum emplea no nos hablan ya del supuesto ámbito de armonía y protección que es la familia, sino que en sus manos nos transmiten mensajes ambiguos o peligrosos.”“Mona Hatoum ve el mundo entero como una tierra extranjera. El exiliado sabe que en un mundo secular y contingente, los hogares son siempre provisionales. Las fronteras y las barreras que nos encierran en la seguridad de un territorio que nos es familiar, pueden, en un abrir y cerrar de ojos, convertirse en nuestra peor pesadilla. Lúcidamente en Hatoum, la idea del hogar como un paraíso mítico ha sido barrida literalmente del mapa”.
(Edward Said, citado por María Gainza)
2 comentarios:
Este tipo de arte tan conceptual pues, ¿qué quiere usted que le diga? Uno puede ver cualquier cosa que se le ocurra, incluso nada. Yo tiendo a no ver nada, será que estoy perdiendo vista, pero bueno, si ella se divierte...
Pues yo he visto una exposición en la Fundación Botin y me encantó.
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