Elizabeth Peyton es una joven artista
norteamericana (Danbury, Connecticut) que estudia en la Escuela de Artes
Visuales de Nueva York y que, ya a los 22 años, realiza su primera
exposición en la Galería Althea del Soho neoyorkino. Unos años más tarde
se dio a conocer mediante una muestra de dibujos de figuras románticas
del siglo XIX, (instalada en una habitación del Chelsea Hotel de Nueva
York), que los visitantes podían ver tras pedir la llave en recepción.
A partir de ese momento la figura de Peyton se fue haciendo un hueco en la vanguardia realista de finales de siglo, especializándose en un tipo de retrato muy singular que se iniciaría con la participación de familiares y amigos, pero que pronto se amplió a cantantes, artistas, actores, también miembros de la realeza, como los Príncipes William y Harry de Inglaterra, la misma Diana de Gales e incluso personajes históricos que ella no llegó a conocer, como Abraham Lincoln, John Kennedy o del propio John Lenon, uno de sus más conocidos retratos, que llegó a venderse por 800.000 dólares.
En esta misma línea, es igualmente conocido su reciente apoyo a Barack Obama en su carrera a la presidencia de Estados Unidos, rubricada con un retrato de la primera dama y su hija: Michelle and Sasha Obama Listening to Barack Obama at the Democratic National Convention August 2008.
El reconocimiento del que goza en la actualidad la convierte en una de las artistas más conocida y cotizada del momento, y explica también que se hallen ya obras suyas en las colecciones del MOMA de Nueva York o en el Centro Georges Pompidou de París.
Su pintura se caracteriza por un tratamiento muy especial del color y de la pincelada, a lo que añade una peculiar expresividad a los rostros de sus retratos. El color es intenso y brillante, y la pincelada es amplia y gruesa, de largos trazos que contribuyen a crear esos cánones alargados que caracterizan también algunas de sus figuras. Pero siempre hay un toque misterioso en los rostros que pinta, tal vez porque en la mayoría introduce un aire melancólico, taciturno a veces, ajeno a la realidad circundante, que es lo que los hace tan especiales.
En cualquier caso asistimos a una muestra más de lo que hoy se denomina Realismo pictórico, que es en parte heredero de la postmodernidad y en parte del Pop art, lo que supone combinar la precisión formal y la perfección técnica con un desenfado que deforma la realidad a gusto del autor. A veces buscando la provocación o, a veces, acentuando la expresividad de sus retratos, a los que aporta una enorme profundidad emotiva.
A partir de ese momento la figura de Peyton se fue haciendo un hueco en la vanguardia realista de finales de siglo, especializándose en un tipo de retrato muy singular que se iniciaría con la participación de familiares y amigos, pero que pronto se amplió a cantantes, artistas, actores, también miembros de la realeza, como los Príncipes William y Harry de Inglaterra, la misma Diana de Gales e incluso personajes históricos que ella no llegó a conocer, como Abraham Lincoln, John Kennedy o del propio John Lenon, uno de sus más conocidos retratos, que llegó a venderse por 800.000 dólares.
En esta misma línea, es igualmente conocido su reciente apoyo a Barack Obama en su carrera a la presidencia de Estados Unidos, rubricada con un retrato de la primera dama y su hija: Michelle and Sasha Obama Listening to Barack Obama at the Democratic National Convention August 2008.
El reconocimiento del que goza en la actualidad la convierte en una de las artistas más conocida y cotizada del momento, y explica también que se hallen ya obras suyas en las colecciones del MOMA de Nueva York o en el Centro Georges Pompidou de París.
Su pintura se caracteriza por un tratamiento muy especial del color y de la pincelada, a lo que añade una peculiar expresividad a los rostros de sus retratos. El color es intenso y brillante, y la pincelada es amplia y gruesa, de largos trazos que contribuyen a crear esos cánones alargados que caracterizan también algunas de sus figuras. Pero siempre hay un toque misterioso en los rostros que pinta, tal vez porque en la mayoría introduce un aire melancólico, taciturno a veces, ajeno a la realidad circundante, que es lo que los hace tan especiales.
En cualquier caso asistimos a una muestra más de lo que hoy se denomina Realismo pictórico, que es en parte heredero de la postmodernidad y en parte del Pop art, lo que supone combinar la precisión formal y la perfección técnica con un desenfado que deforma la realidad a gusto del autor. A veces buscando la provocación o, a veces, acentuando la expresividad de sus retratos, a los que aporta una enorme profundidad emotiva.
5 comentarios:
Otr@ para la colección.
Tiene un punto.
También me gusta. Eh, que la realidad es bastante taciturna.
Mejor me dedicaba a pintar en el tiempo libre, y no al blog:)
Ni se te ocurra abandonar el blog......
No, tranqui, lo que tengo que abandonar es no tocar lo que no sé, creo que necesitaré bastantes días para dejarlo como estaba.
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