Richard Estes fue uno de los fundadores del hiperrealismo, también 
llamado fotorrealismo. Esta corriente pictórica, que surgió en Estados 
Unidos a finales de la década de 1960, se caracterizó por su interés por
 captar la realidad tomando como modelo la imagen fotográfica y por 
aspirar a una nitidez absoluta, de mayor precisión que la del ojo humano
Entre 1952 y 1956 estudió en el Art Institute of Chicago y, tras 
finalizar su formación, comenzó a trabajar para diversas agencias de 
publicidad y empresas del mundo editorial. En 1959 se trasladó a Nueva 
York, donde trabajó como ilustrador y diseñador y se familiarizó con el 
mundo de la fotografía. Tras ahorrar el dinero suficiente, Estes dejó de
 trabajar y viajó por España en 1962. En 1967 enseñó algunas de las 
obras realizadas durante su viaje a Allan Stone, que presentaría su 
primera exposición individual en su galería en 1968. En apenas tres 
años, su obra era conocida en Estados Unidos y en Europa
Manhattan. se convirtió en su tema preferido y con el tiempo otras 
ciudades del mundo también pasaron a ser objeto de sus obras. A pesar de
 que admiraba a Edward Hopper,
 sus paisajes urbanos se distanciaron de los de éste, pues evitaban las 
escenas nocturnas y cualquier elemento narrativo o emocional. La luz de 
sus lienzos, por el contrario, busca aquellos momentos más brillantes 
del día, sintiéndose especialmente atraído por las superficies 
metálicas, los cristales y los espejos, que le permiten recrearse en las
 imágenes deformadas de sus reflejos. Aunque se acercan mucho a la 
visión del mundo que aporta una fotografía y Estes se basa en ellas 
paras sus composiciones, no las utiliza para imitar la realidad, sino 
para reconstruirla con una nitidez mucho mayor que la que permite la 
observación directa
En la actualidad vive y trabaja en Nueva York
 

 
 
12 comentarios:
Pues, que quieres que te diga, el hiperrealismo, existiendo la fotografia, tal vez sea innecesario.
Otra cosa es el realismo de gente como Antonio Lopez.
No hay ningun acento porque el ordenador me esta vacilando.
Tiene su mėrito pero no me emociona. Antonio López es otra historia.
Que es un buen pintor no hace falta decirlo, y muy personal, a pesar de fotografíar con el pincel, a mí sí me gusta.
Sin embargo el retrato hiperrealista pintado sigue estando valorado y convive bien con el fotográfico.
Es que también hay clases.
Que se lo pregunten a los que van siendo presidentes del Congreso, que mira que no les gusta que los retraten para pasar a la posteridad, como Napoleón:)
A ésos, ni mentarlos.
Ni retratarlos, con una foto iban que chuta.
Y a poder ser...de fotomatón.
O una caricatura.
Eso, ya sería el no va más.
Me gusta.
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