domingo, 16 de junio de 2013

Nynke

Nynke
Los vecinos de Frisia, una región de 600.000 habitantes, situada al norte de Holanda, son parcos en palabras, pero cuando escuchan las canciones de Nynke se emocionan hasta las lágrimas. Alter,el cuarto disco de esta artista, suena en frisio, su lengua natal, una mezcla del inglés antiguo y del holandés, arropado por melodías mediterráneas.

Nynke, de 33 años, lo compuso en su casa durante el embarazo de su primer hijo. Vive en la localidad de Weidum, a la que se accede tras atravesar un dique de unos 30 kilómetros de terreno ganado al mar. Los canales y acequias cercan las viviendas y en los prados pastan ovejas y vacas. “Primero pienso lo que quiero cantar, luego escribo la letra y para acabar me meto con la música. No paro hasta conseguir que la canción me emocione. Confío en transmitir ese estado de ánimo a los demás; por eso canto en frisio, una lengua tan poética y cercana que no me permite mentir. Además, para cantar es mucho más fácil que el holandés”, aclara.

Cada disco de esta peculiar artista ha supuesto un cambio en su carrera y una larga investigación sobre el terreno. Frisia, más antiguo que la propia Holanda, no dispone de géneros ni de tradiciones musicales; por eso busca inspiración fuera para cada uno de sus discos. Para el primero, que dio lugar a un nuevo género musical denominado fado-frisón, viajó hasta Portugal para impregnarse a fondo de saudade; el siguiente la llevó hasta México y el tercero a Mongolia. Antes de empezar con el cuarto se preguntó adónde iría esta vez. “No quería recurrir como otras veces a países lejanos, me apetecía contar justo lo que veo desde mi ventana. Pudo ser la llegada de un ser nuevo que me ayudó a mirar la vida con los ojos de un niño”.

En esta ocasión, para la grabación de Alter ha recurrido a la producción de Javier Limón, al que escuchó en Internet “tocar la guitarra en una grabación con Concha Buika” y quedó prendada. Lo llamó sin confiar demasiado en una pronta respuesta; por eso se sorprendió doblemente cuando Limón le contestó que para grabar quería conocer su tierra. Para Nynke esta vez el viaje se haría a la inversa. Fue el productor español quien le insistió en que persistiera con el paisaje y el idioma que la separa de la mayor parte de los músicos. Alter arranca con la voz de un poeta para saltar al flamenco y un zapateado. La voz de Nynke suena como se canta en el Mediterráneo: “Muchas veces los artistas nos encontramos en la emoción, pero hay ocasiones en que debes dejar tu equipaje musical fuera”, añade. Lo dice por ella y por el nuevo miembro de su banda. A la marimba, percusión, timbal y acordeón le ha sumado ahora la guitarra flamenca de Manuel Costas. De gira por Europa, en julio visitará Cartagena para actuar en el festival La Mar de Músicas. “No veo el momento de conectar con el público español y ver cómo reacciona ante mi propuesta”. De momento, lo que tiene claro es que su siguiente disco seguirá en la misma línea. Siente que ha encontrado una manera de combinar la música mediterránea con el frisio.

3 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Una maravilla de voz. No me extraña que los frisios se emocionen.

marian dijo...

Cómo me gusta. No la conocía. Creo que puede permitirse cantar en cualquier estilo musical.
Este medio fado es precioso.

Sirgatopardo dijo...

Todo un descubrimiento.