sábado, 26 de noviembre de 2011

Aleksandr Deineka

Hijo de un ferroviario de Kursk y formado artísticamente en Jarkov, la Revolución emplazó a Deineka en el centro de los debates artísticos posrevolucionarios, conociendo en directo las ideas de los constructivistas, productivistas y otros ismos de la vanguardia rusa de entonces, muy legítimamente obsesionada con buscar una nueva definición y función para la actividad artística convencional. Ya en la segunda mitad de la década de 1920, Deineka se decantó por el "oficio" tradicional, aunque no para ejercerlo de forma académica. Lo hizo simplemente al asociarse con el grupo OST, siglas de la Sociedad de Pintores de Caballete, membrete muy expresivo, sobre todo, si se considera que los constructivistas habían demonizado este inocuo soporte, como lo atestigua el título del libro de uno de ellos, Nikolai Tarabukin, Del cuadro de caballete al automóvil Ford. No creo, en ningún caso, que a las autoridades soviéticas le inquietasen estas conjeturas, porque su recelo estaba dirigido en general contra cualquier tipo de arte fuera de control político, como se demostró después con la caída en desgracia por igual de los pintores y de los ingenieros. En cualquier caso, la capacidad de supervivencia casi única de Deineka no se debió -o sólo en parte- a su fanatismo ideológico, ni a su particular servilismo, ni a ninguna otra clase de artimaña especial, sino a su talento para realizar un arte figurativo fuera del odioso molde formalmente ultraconservador de lo que acabó siendo el realismo socialista, algo que logró sembrando la duda entre los comisarios políticos de turno sobre si el estilo de lo que él realizaba era, en el fondo, el único genuinamente soviético.
EL PAIS.com

4 comentarios:

Juan Nadie dijo...

En cualquier caso, la capacidad de supervivencia casi única de Deineka no se debió -o sólo en parte- a su fanatismo ideológico, ni a su particular servilismo, ni a ninguna otra clase de artimaña especial, sino a su talento para realizar un arte figurativo fuera del odioso molde formalmente ultraconservador de lo que acabó siendo el realismo socialista, algo que logró sembrando la duda entre los comisarios políticos de turno sobre si el estilo de lo que él realizaba era, en el fondo, el único genuinamente soviético.

Muy hábil el señor Deineka. No lo conocía, por cierto. Me gusta.

Sirgatopardo dijo...

No debe ser sencillo ser artista en tiempos totalitaristas, ni como ahora en tiempos ultracapitalistas, ....tienes que ceder.

Anónimo dijo...

Qué luz tan extraordinaria y qué pincelada.

Ya sé que de muy lejos, de un modo más tajante, más frío, pero he pensado en Sorolla al ver sus marinas y sus nieves.

Me ha gustado mucho tu vídeo, Gato.

¡Gracias por compartirlo.

Que sea un buen día.

Sirgatopardo dijo...

Estoy de acuerdo, tiene cierta similitud.