¿Quién puede borrar las huellas? |
Regina José Galindo (nacida en 1974 en Ciudad de Guatemala) es una artista, performer y poeta guatemalteca especializada en body-art. Su trabajo artístico se caracteriza por el contenido político que rescata elementos propios de su contexto sudamericano y de su condición de mujer. Galindo recibió el León de Oro en la bienal de Venecia (2005) con su video "Himenoplastia" en el cual la artista es sometida a una intervención ilegal de recostrucción de himen. En 2011 ganó un Premio Príncipe Claus.
Regina José Galindo protagoniza acciones duras, a menudo violentas, en las que somete su cuerpo a la abyección. Empleando un lenguaje singularmente poético, y cargado de fuertes connotaciones políticas y de denuncia, sus acciones suelen llamar la atención sobre la realidad social latinoamericana.
Desde que invitada por Harald Szeeman, participó en la 49. Bienal de Venecia, Regina Galindo ha presentado su trabajo en numerosas muestras internacionales. Galardonada con el León de Oro dos ediciones más tarde en la 51. Bienal de Venecia, la artista ha participado asimismo en las bienales de Praga y Tirana, y en importantes instituciones internacionales, como PS1 en Nueva York o le Plateau, Paris. Su obra se encuentra presente igualmente en importantes colecciones tanto publicas como privadas (como Museo Rivoli de Turín o Miami Art Museum y Cisneros Fontanals en Miami)
Piel (2001)
Tras afeitarse y depilarse completamente cabeza y cuerpo, la artista camina por las calles de Venecia. Desprovista de todo vestido, desprotegida y expuesta ante las miradas de los numerosos transeúntes, la artista emplea su pequeño cuerpo y el espacio público como único medio de expresión, llamando la atención sobre su vulnerabilidad.
¿Quién puede borrar las huellas? (2003)
En 2003 la Corte constitucional guatemalteca aprobó la candidatura del antiguo dictador Efraín Ríos Mont – con miles de muertos a sus espaldas- a las elecciones presidenciales. Como respuesta, en ¿Quién puede borrar las huellas?, la artista recorre las calles de la ciudad de Guatemala, desde la corrupta Corte Constitucional al Palacio Presidencial, cargando una palangana llena de sangre humana. Cada pocos pasos se detiene, introduce sus pies en la palangana, y camina dejando sobre el asfalto un rastro de huellas de sangre. Con este sencillo gesto, Galindo protagoniza una bella metáfora sobre la violencia y la falta de memoria política que sufre Guatemala.
Himenoplastia (2004)
La artista se somete a una intervención quirúrgica con el fin de reconstruir su himen y su virginidad. Esta operación, de gran peligrosidad y dudosa legalidad, es no obstante una práctica habitual en numerosos países africanos y latinoamericanos, donde a las mujeres se les exige ser vírgenes para contraer matrimonio o simplemente para ser aceptadas por la sociedad. De igual forma, Regina Galindo, en representación de miles de mujeres anónimas en todo el mundo, somete su cuerpo a un riesgo absurdo y brutal para satisfacer las exigencias extremas que la sociedad llega a imponer a quienes desean formar parte de ella.
Perra (2005)
Sentada en una sencilla silla metálica, Regina se provoca con decisión y firmeza una serie de cortes sobre su pierna. Manteniendo en todo momento la compostura, sin apenas dar muestras de dolor y sin que le tiemble la mano, escribe con un cuchillo cada una de las letras de la palabra PERRA sobre su piel, que lentamente deja salir la sangre. Perra, Puta y otras palabras similares son insultos que a menudo recaen sobre muchas mujeres, e insultos aparecidos sobre los cadáveres de mujeres violadas, asesinadas y de esta ultima forma marcadas por la violencia guatemalteca. Regina marca así para siempre su piel, utiliza una vez más, su cuerpo, como un grito silencioso y doloroso de denuncia.
Limpieza Social (2006)
Frente a un muro, la artista es lavada por un hombre provisto de una manguera a presión, como las empleadas por las fuerzas de seguridad. Como si de una calle sucia se tratara, su cuerpo desnudo recibe con coraje los potentes y gélidos chorros de agua. Regina se tambalea, se arrodilla, sin llegar a caer, resistiendo esta suerte de humillante bautismo. Queda así limpia, pura, aceptable para un mundo que a menudo elimina, no sólo con agua a presión, la suciedad y las impurezas.
Regina José Galindo protagoniza acciones duras, a menudo violentas, en las que somete su cuerpo a la abyección. Empleando un lenguaje singularmente poético, y cargado de fuertes connotaciones políticas y de denuncia, sus acciones suelen llamar la atención sobre la realidad social latinoamericana.
Desde que invitada por Harald Szeeman, participó en la 49. Bienal de Venecia, Regina Galindo ha presentado su trabajo en numerosas muestras internacionales. Galardonada con el León de Oro dos ediciones más tarde en la 51. Bienal de Venecia, la artista ha participado asimismo en las bienales de Praga y Tirana, y en importantes instituciones internacionales, como PS1 en Nueva York o le Plateau, Paris. Su obra se encuentra presente igualmente en importantes colecciones tanto publicas como privadas (como Museo Rivoli de Turín o Miami Art Museum y Cisneros Fontanals en Miami)
Piel (2001)
Tras afeitarse y depilarse completamente cabeza y cuerpo, la artista camina por las calles de Venecia. Desprovista de todo vestido, desprotegida y expuesta ante las miradas de los numerosos transeúntes, la artista emplea su pequeño cuerpo y el espacio público como único medio de expresión, llamando la atención sobre su vulnerabilidad.
¿Quién puede borrar las huellas? (2003)
En 2003 la Corte constitucional guatemalteca aprobó la candidatura del antiguo dictador Efraín Ríos Mont – con miles de muertos a sus espaldas- a las elecciones presidenciales. Como respuesta, en ¿Quién puede borrar las huellas?, la artista recorre las calles de la ciudad de Guatemala, desde la corrupta Corte Constitucional al Palacio Presidencial, cargando una palangana llena de sangre humana. Cada pocos pasos se detiene, introduce sus pies en la palangana, y camina dejando sobre el asfalto un rastro de huellas de sangre. Con este sencillo gesto, Galindo protagoniza una bella metáfora sobre la violencia y la falta de memoria política que sufre Guatemala.
Himenoplastia (2004)
La artista se somete a una intervención quirúrgica con el fin de reconstruir su himen y su virginidad. Esta operación, de gran peligrosidad y dudosa legalidad, es no obstante una práctica habitual en numerosos países africanos y latinoamericanos, donde a las mujeres se les exige ser vírgenes para contraer matrimonio o simplemente para ser aceptadas por la sociedad. De igual forma, Regina Galindo, en representación de miles de mujeres anónimas en todo el mundo, somete su cuerpo a un riesgo absurdo y brutal para satisfacer las exigencias extremas que la sociedad llega a imponer a quienes desean formar parte de ella.
Perra (2005)
Sentada en una sencilla silla metálica, Regina se provoca con decisión y firmeza una serie de cortes sobre su pierna. Manteniendo en todo momento la compostura, sin apenas dar muestras de dolor y sin que le tiemble la mano, escribe con un cuchillo cada una de las letras de la palabra PERRA sobre su piel, que lentamente deja salir la sangre. Perra, Puta y otras palabras similares son insultos que a menudo recaen sobre muchas mujeres, e insultos aparecidos sobre los cadáveres de mujeres violadas, asesinadas y de esta ultima forma marcadas por la violencia guatemalteca. Regina marca así para siempre su piel, utiliza una vez más, su cuerpo, como un grito silencioso y doloroso de denuncia.
Limpieza Social (2006)
Frente a un muro, la artista es lavada por un hombre provisto de una manguera a presión, como las empleadas por las fuerzas de seguridad. Como si de una calle sucia se tratara, su cuerpo desnudo recibe con coraje los potentes y gélidos chorros de agua. Regina se tambalea, se arrodilla, sin llegar a caer, resistiendo esta suerte de humillante bautismo. Queda así limpia, pura, aceptable para un mundo que a menudo elimina, no sólo con agua a presión, la suciedad y las impurezas.
9 comentarios:
Todos los artistas están un poco locos, pero no todos los locos son artistas o hacen arte.
Esta tampoco.
Bueeno, pue... ehte... vale. "Arte" efímero. Pero efímero, efímero, ¿eh?, incluso en el momento de salir.
"Performances", cuántas barbaridades y/o naderías se han hecho y se siguen haciendo en tu nombre.
Pero no me negaréis que es original.
... y tonta!
Perdón, iba a decir... y tanto...
Vamos a dejarlo en tan tonta.
Es que eso de reproducir lo que se denuncia no me parece necesario, que llamar la atención sobre lo que denuncia lo hace, pero se da demasiado protagonismo ella misma y al convertirse en un negocio (que no arte -para mí-), le acaba cojeando la mesa.
Es que, en mi opinión, el arte es otra cosa.
Of course.
Publicar un comentario